2.5 Causalidad e ideologías

OPINIONES

Causalidad e ideologías


RESUMEN: en esta opinión sustentamos que la adhesión incondicional y absoluta a cualquier “ISMO” conspira contra la razón y la búsqueda de la verdad; pero es la conducta habitual de la mayoría de las personas. Por eso estemos atentos cuando evaluemos cualquier criterio, si el mismo comparte la verdad o pretende monopolizarla. Basta atender lo anterior para poderlo categorizar.


Multitud de personas sienten cierto temor a la total aceptación de la causalidad, no por ella, que resulta evidente y está en las mismas bases de nuestro pensar, sino por el determinismo que de ella se derivó y que fue exagerado y mal interpretado a lo largo de los siglos 18 y19.

 

En la negación del determinismo los idealistas vieron la forma de enfrentar el materialismo, que en el siglo 19 se había hecho tan fuerte que terminó convirtiéndose en un freno para el desarrollo que el mismo propicio con anterioridad, en su lucha contra el dogmatismo religioso.

 

Una explicación del mundo a partir de la naturaleza surge tímidamente desde una incipiente ciencia en el siglo 16 para enfrentarse a un clero poderoso, intolerante y dogmático, que todo lo explica desde una escolástica religiosa sin el menor apego a los hechos.

 

     La ciencia con su filosofía y sus métodos se va imponiendo a lo largo de todo el siglo 18 frente a una iglesia que cede terreno y pierde adeptos debiendo incluso enfrentar oposiciones de fe dentro de sus propias filas.

 

Desgraciadamente la filosofía de las ciencias está demasiado permeada por las ideologías que se debaten en la esfera socio-cultural, geopolítica y económica, poniendo la razón al servicio de sus inclinaciones.

 

A los idealistas le preocupa una estricta causalidad por:

 

  1. La negación del libre albedrio de las personas.

 

  1. La independencia de la naturaleza de la omnipotencia de Dios. (negación de milagros)

 

  1. Un mundo rígido, mecánico, donde resulta difícil una concepción trascendente de lo bello y del bien.

 

  1. Y que dicha aceptación convierte al hombre en un autómata juguete del destino.

 

Nada más lejos de la realidad. El hombre tiene la faculta de elegir, y aun cuando la causalidad se cumple tanto en el plano material, como en el espiritual, esto no significa la negación del libre albedrio.

 

Sin embargo la libertad, como el conocimiento, no se nos regala, la libertad se conquista con sabiduría y virtud. Solo quien es sabio conoce los procedimientos para transformarse en lo que quiere ser, solo quien tiene determinación y voluntad sique el camino que se ha trazado hasta convertirlo en un hábito. Entonces sus acciones aunque parezcan automáticas y sean grandemente predecibles, responden a lo que él quería y no a lo que las circunstancias u otros hicieron de él. Y esta labor de orientación y disciplina, contantemente retroalimentada por el conocimiento y la experiencia, es para toda la vida. Como podemos apreciar no es tan fácil. La mayoría de los hombres no actúan con libertad la mayor parte del tiempo.

 

Argumentos a favor del indeterminismo de algunos grandes físicos como D’ Broglie, Pascual Jordán, Von Neumann, no son más sustantivos que los nuestros a favor de un determinismo razonable y relativo como el por nosotros expuesto.

 

En general los indeterministas combaten un determinismo absoluto, mecanicista y exagerado, propio del materialismo dominante en los siglos 18 y 19 y, en una reacción que va más allá de lo razonable niegan a veces al determinismo y al materialismo sus valiosas contribuciones en la búsqueda de la verdad.  

 

Pero aun ellos se resisten a eliminar por completo la causalidad, incluso, en el micromundo. Solo Von Neumann lo hace. El indeterminismo cita a Von Neumann como la persona que dejo resuelto el asunto en el trabajo que escribió en Berlín, en 1932, antes de partir para los Estados Unidos. Donde otros hablan de indeterminismo dejando subsistir una causalidad que entonces llaman débil, Von Neumann la niega rotundamente y pretende demostrar, ¿lo hace?, (los interesados afirman que sí), que los datos de origen del micromundo son ¿intrínsecamente? no causales.

 

Los argumentos en contra del determinismo, como su incapacidad para predecirlo todo, no es nueva. No es cosa del micromundo solamente, siempre ha sido y será así. Como también lo es que a medida que avance nuestro conocimiento el determinismo será efectivo en mayores espacios. Ello nada tiene que ver con la causalidad y no la niega. Pareciera existir cierto temor a que la causalidad le niegue, a través del determinismo, la libertad a nuestra espiritualidad. Eso está lejos de suceder.

 

Es paradójico como los defensores de la espiritualidad del hombre y su libertad, han pretendido sustentar estas en el “azar”. Y no en el azar de “DESCONOZCO”, sino en el “azar” de en la naturaleza “LO MISMO ES PITO QUE FLAUTA”, según por lo que le dé, tan solo porque sus opositores materialistas sustentan todo lo que existe sobre bases materiales, y postularon, sin razón alguna, en los siglos 18 y 19, un determinismo exagerado[1]; pero comprensible en su lucha contra el dogmatismo religioso.

 

Los conceptos que caracterizaron la palabra materia, inicialmente, nada tienen que ver con el alcance que hoy se pretende que esta palabra tenga.

 

El problema de una filosofía de la ciencia es que la gran mayoría de los filósofos y científicos emprenden su búsqueda y construcción desde posiciones políticas e ideológicas, según se inclinen hacia la derecha o la izquierda, regularmente por motivos económicos, políticos, o religiosos. Por adherirse especialmente la izquierda, a una concepción materialista del mundo[2], y la derecha a la admisión de todas las posiciones en cuanto a credos. Descalificando ambas cualesquiera razones del bando contrario se pierden para todos principios e interpretaciones de indudable valor.

 

Materialistas e idealistas libran batalla en todos los órdenes de la vida socio-cultural, económica, geopolítica y con frecuencia, en última instancia, en el terreno militar. Ambos tienen razón en determinados sentidos. Ambos también coinciden, al menos en algo lo hacen, en el libre albedrio del ser humano y el poder de su voluntad; que por otra parte no se da como un regalo, pero que ninguna ideología podría negar so pena de ser rechazada por todos.

 

Esta disputa se hace irrazonable y fundamentalista cuando detrás de la misma se ocultan intereses políticos de despotismo y conquista; para los que las ideas carecen de valor en sí mismas y son solo armas en su lucha por el dominio. Entonces se demoniza a los que piensan diferente, se promueve el odio y la intolerancia y se ve en el otro un enemigo que trabaja para destruirnos. Las mayores razones son entonces las que impone las necesidades del poder.

 

No debemos temer a la palabra materia, que dejo de tener el significado que se le daba, y por el cual sería inadmisible en las teorías modernas. Aunque realmente no mueva a mucho respeto el llamado materialismo marxista leninista que se auto-titula la única filosofía científica, que adapta sus conceptos cual masas amorfas, y que para no caer en contradicciones se inventa tautologías.

 

Desde posiciones diferentes, aprobamos e incorporemos todo aquello que el materialismo nos ha legado de valor, que no es nada despreciable.

 

Las tesis fundamentales en esta área del pensamiento, del Materialismo Marxista Leninista pueden resumirse así:

 

  1. “hay cosas que existen independientemente de nuestra conciencia, independientemente de nuestras sensaciones, fuera de nosotros”.

 

  1. “no existe ni puede existir ninguna diferencia de principio entre el fenómeno y la cosa en sí. La única diferencia es la que existe entre lo que es conocido y lo que todavía no lo es”[3].

 

  1. “el materialismo marxista leninista es la única filosofía científica verdadera, y con el partido comunista al frente, defiende al proletariado de las filosofías idealistas burguesas”

Lo primero es un acto de fe. Una hipótesis filosófica razonable; pero como tal, no verificable. A la cual me adhiero totalmente (podremos o no adherirnos, lo principal es reflexionar sobre ella).

 

Sobre lo segundo podemos decir que:

 

En el mundo algunos conjuntos de percepciones los identificamos como cosas (un tv., un lápiz, otra persona) y en los fenómenos donde intervienen nos referimos a ellos como “algo”, sin embargo todo aquello a lo que hacemos referencia son, en última instancia, percepciones. Cuando hacemos ciencias básicas nos inventamos determinados entes (cosas) que suponemos son las que intervienen en el fenómeno (es nuestra forma de pensar) así nacen los conceptos de “fuerza,” lo que origina el cambio, masa, la medida de la inercia, campo, carga eléctrica etc. ellos nos permiten una gran economía de recursos en el lenguaje, y en el manejo del sistema de símbolos que hacemos intervenir al plantear las relaciones entre las magnitudes que se manifiestan en el fenómeno;

 

PERO CARECE DE SENTIDO ASIGNARLES UNA EXISTENCIA INDEPENDIENTE “EN SI MISMOS”, FUERA DE ESTE CONTEXTO

 

EL ÚNICO QUE LOS ESTABLECE Y LO CARACTERIZA.

 

Sin embargo, “creemos” que importantes cosas se ocultan tras los mismos, a las que no podemos acceder, al menos por el sistema actual de la ciencia.

 

Y en cuanto a lo tercero, de hecho el que realmente lo invalida, la historia ha demostrado fehacientemente que:

 

TODO EL QUE DICE SER DUEÑO DE LA VERDAD,

ES EL QUE MENOS LA RESPETA.

 

Esto no es propio del materialismo, todos los sistemas han aportado importantes principios al conocimiento y condiciones al progreso, y todos finalmente han caído en el descredito, al pretender que sus ideas son las únicas válidas. Los positivistas y neopositivistas, que tanto han contribuido al sistema actual de la ciencia, no son una excepción.

 

Las ideologías son sistemas cuyos objetivos fundamentales son de orden político. Las ideologías acostumbran a hacer suyas las ideas más avanzadas en todos los campos del saber y el progreso, acomodándolas a sus intereses, eso da prestigio y suma adeptos. Su manejo autoritario y dogmático de las ideas, las hace temerosas a cambiar formulaciones que ya son insustentables, por miedo, como en otro tiempo la iglesia, a que se cuestione y desmorone todo su entramado de ideas.


[1]Del cual ellos han sido los primeros en divorciarse posteriormente.

[2]Esto parece que se comienza a superar por parte de la izquierda, al comprender finalmente que un ateísmo militante, afecta la aceptación de propuestas que le son más significativas, por parte de las bases sociales en las que se pretende sustentar.

[3] La cosa en si puede estar muy lejos de nuestras imágenes del fenómeno.

 

 

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